Nada más nacer algo horrible me golpeó, la luz. Me escondí
en mi interior, intenté no mirarla. Esperé a que se fuera, no se quedaría para
siempre, me equivocaba. De repente: pum, oscuridad. Aproveché la oscuridad para
salir. Mis movimientos eran lentos, necesitaba entrenarme. Cuando quise salir
la luz volvió a aparecer. Me hice un ovillo y me volví a esconder. Estuve mucho
tiempo, conté 5 oscuridades. Algún día tendría que salir, no podía vivir como
una cobarde, tendría que enfrentarme con la luz. Cuando me decidí salí. El calor
me golpeo, bañó mi tallo, mis hojas, y una flor apareció.
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